Los pilotos peruanos que competirán en la nueva edición del Rally Dakar ya calientan motores y buscan auspicios para financiar la costosa competencia. La carrera más difícil del mundo parte el 5 de enero desde Lima. Esta vez, la meta es superarse a sí mismos.
La noche entre las dunas de Nihuil se hizo larguísima. Sesenta kilómetros antes de terminar la segunda etapa del Dakar 2012, en Mendoza, Argentina, el trapecio de Rita, su camioneta, se había roto. Diego Weber y Alonso Carrillo lo amarraron con fajas y alambres pero con cada golpe de tierra las amarras se deshacían. Poco después, lo que se estropeó fue el palier delantero. Rita quedó solo con tracción simple. Diego y Alonso se vieron ante un singular problema: debían avanzar despacio para evitar que el trapecio se siguiera desatando pero, a la vez, debían hacerlo con la suficiente velocidad como para no quedar atascados en esas dunas volcánicas, blandas como posos de café. Era de noche. Tenían por delante 25 kilómetros de oscura desolación. Quizás en ese momento otros pilotos se habrían rendido. Pero no por nada ellos eran el team Duros 4x4. Avanzaban y se detenían cada cierto tiempo para amarrar el trapecio, se atascaban y desatascabana fuerza de palazos, masticando su bronca sin rendirse, así durante 11 horas. Al final, la larga y fría noche de Nihuil vio a los 'duros' derrotar a la adversidad... y volver a la carrera.
Diego y Alonso, eventualmente, tuvieron que abandonar el Dakar en la décima etapa, antes de llegar a Arica, luego de que se les estropeó el motor, pero en esas diez fechas demostraron cuál era el temperamento y cuál era la sustancia de la que estaban hechos los pilotos peruanos. Coraje, perseverancia, ganas de no rendirse nunca.
Esas mismas ganas los han decidido a enfrentarse, otra vez, a la accidentada geografía que el Dakar 2013 les pondrá por delante. El team Duro 4x4 es uno de los 25 equipos peruanos que participarán en la nueva edición del rally más difícil del mundo. El 5 de enero, Diego y Alonso, junto a otros compatriotas como Ramón Ferreyros, Juan Dibós, Felipe Ríos y Raúl Orlandini, partirán de Lima como parte de un ejército de 475 máquinas (196 motocicletas, 41 cuatrimotos, 162 coches y 76 camiones) que atravesará, durante 15 días, Perú, Argentina y Chile, hasta llegar el 20 a la meta, en la fría Santiago.
NO ES UN PASEO
Estoy sentado dentro de Rita, en el lugar del copiloto. Al volante está Carlos 'Beto' Morales, el tercer 'duro' del team. Por ahora todo parece tranquilo mientras ascendemos hacia las dunas de San Bartolo, unos dos kilómetros Panamericana Sur adentro, donde Ricardo, el fotógrafo, está haciendo las tomas. Pero una vez que llegamos arriba empieza la acción. Beto lanza a Rita dentro de hoyadas de siete, ocho metros de profundidad (produciendo en uno la misma sensación que si saltáramos desde un tercer piso) y la saca trepando a todo meter, en ángulos de inclinación de ¿60?, ¿70? grados. Sube, baja y corre de costado sobre las pendientes, poniendo a prueba las seis correas que me atan a la jaula del vehículo. La sensación, para un conductor de asfalto como yo, es la de andar en una montaña rusa.
Alonso Carrillo se acerca a la camioneta y me pregunta qué tal la experiencia. Qué cara le habré puesto mientras digo que genial, increíble, que Beto y él pegan tremendas carcajadas. "Hasta que están sentados allí ustedes no saben cómo nos divertimos", dice. "Ustedes", asumo, somos los periodistas. O, quizás, "ustedes" son el resto del mundo, la gente que no siente esa extraña adicción por salirse de los caminos y lanzar sus vehículos por pendientes inaccesibles, sin saber si detrás de la próxima loma hay una pampita, una bajada o solo el vacío.
Alonso y Diego corren juntos hace cinco años. Son bicampeones vigentes de Caminos del Inca y pentacampeones del campeonato de Cross Country. Beto y Paul Aray (el cuarto 'duro') son subcampeones de Cross Country. En camionetas, los 'duros' son los mejores del Perú. Hace poco, Beto y Paul ganaron el wild card que otorga la Amaury Sport Organisation (ASO), organizadora del Dakar, a un equipo que no haya participado antes en el rally, lo que los eximió de los gastos de inscripción (US$ 36 mil en total).
–Nosotros no vamos a ir a pasearnos, vamos a buscar la mejor posición para el Perú –dice Alonso–. Eso tiene un precio. El año pasado lo pagamos y estamos dispuestos a pagarlo de nuevo. Nosotros vamos a ir a competir.
–Si me quedo a la mitad, no me voy a poner a llorar –dice Diego, por su lado–. Pero mi idea es terminarlo. Si lo termino, voy a estar muy feliz.
HAMBRE DE GLORIA
Faltaban pocos kilómetros para llegar a Iquique y concluir la novena etapa. Ya era de noche y Juan Dibós y su copiloto, Gustavo Medina, estaban retrasados. Así que tomaron esa duna, una duna más en ese océano de arena, con imprudente velocidad. Lo que ocurrió a continuación fue que no rodaron por la bajada sino que volaron. Volaron unos 20 metros, hasta que un montículo de arena los frenó en seco. Su Toyota FJ Cruiser dio varias vueltas de punta y de costado. Gustavo terminó con una pierna golpeada y Juan con una fisura en el hombro. Cuando llegaron al campamento, luego de la revisión médica, las autoridades del rally le dijeron a Juan que con el hombro en ese estado no podía continuar. Era el final.
–Esa noche me tomé como 50 pastillas y al día siguiente fui y les dije que ya no me dolía, pero me dijeron que en unas horas me volvería a doler y que tendrían que enviarme un helicóptero para evacuarme –cuenta él ahora, entre las arenas de San Bartolo–. Fue el peor momento de la carrera. Sentí frustración, dolor, demasiadas cosas.
Juan es uno de los mejores pilotos nacionales y acudirá a su segundo Dakar con algunas buenas lecciones aprendidas. Él y su nuevo copiloto, Gonzalo Yzaga, tienen hambre de gloria. "Una de las cosas que he aprendido es que para tener una buena posición de partida hay que haber llegado el año anterior. Así que esta vez la meta es llegar. Y el 2014, con más presupuesto, con un mejor motor, llegaremos en una mejor posición".
Ser el peruano con la mejor ubicación general será esta vez más complicado. A la lista de participantes se han apuntado otros pesos pesados del automovilismo local como Ramón Ferreyros y Raúl 'Mono' Orlandini. Isabel Carreño, periodista especializada en motores de La República, dice que el competitivo 'Mono' viajó hace poco a Marruecos a probar su auto. "Viene preparándose en manejo en dunas y ha perdido peso, lo que da fe de su compromiso con este duro rally".
SUEÑOS EN LA ARENA
En enero del 2013, Erick Meier volverá a recorrer los parajes por los que pasó en el Dakar de este año. Aquella vez lo hizo como ejecutivo de la empresa que provee de alimentos al rally, montado en una motocicleta BMW 1.200 cc. Esta vez, lo hará sobre una KTM 450 cc., como un competidor más. Erick es motero desde los 20 años (hoy tiene 48) y siempre fue su sueño participar en la carrera más dura del mundo. Ahora, gracias a los colaboradores de su empresa y a sus auspiciadores, está cumpliendo el sueño.
–Mi primer objetivo era inscribirme. Ahora, es partir de Lima el 5 de enero y acabar la primera etapa. Y, así, un objetivo por día. Las estadísticas dicen que solo el 50% de los que participan por primera vez acaban la carrera. Yo quiero estar entre ese 50%.
Erick correrá el rally en pareja con Carlo Vellutino, ese motociclista a quien muchos vimos derramando lágrimas a su llegada a Asia sobrepasado por la emoción de haber concluido su segundo Dakar, el tercero de su carrera. Otros pilotos de primera línea que conducirán sus motos hacia Chile y Argentina son Felipe Ríos (el peruano mejor ubicado entre los que llegaron este año) y Eduardo Heinrich.
Ignacio Flórez fue el único cuatrimotero nacional que participó en la edición anterior. Terco y corajudo como peruano que es, se volcó con su vehículo en la etapa 11, saliendo de Iquique, pero quiso continuar a pesar de la fisura en el tobillo que le provocó el accidente. No lo dejaron. La situación fue particularmente frustrante porque Ignacio iba en el puesto 8 en su categoría.
Su amigo Cristhian Málaga, también cuatrimotero, se enteró del accidente mientras manejaba hacia Tacna, donde planeaba recibirlo al entrar a territorio peruano. Lejos de desnimarlo, lo que pasó con Ignacio lo motivó a participar en la nueva edición del rally. Así que ahora correrán juntos. Ignacio dice que lo que más lo motiva es compartir esas dos semanas con algunos de sus ídolos, como Marc Coma o Alejandro Patronelli. "Eso, más que un puesto 5 o 4, es lo que no tiene precio".
Fuente: LaRepublica.pe